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Descripción General

¿Para quién es Cuenca?

Cuenca posee arquitectura colonial, monumentos precolombinos, naturaleza, paisajes, vida cultural, y demás atractivos comunes a las principales ciudades andinas. No obstante, el motivo esencial para visitarla no está en esos atractivos. Citando a Claudio Malo Gonzáles diremos que:

“El tesoro de Cuenca no se encuentra en ninguna de estas peculiaridades específicas. Está en la ocurrencia armoniosa y equilibrada de varios factores. Cuando apreciamos una pintura no siempre hay un rasgo espectacular que se destaque sobre los demás tornándola excepcional. Muy frecuentemente la ocurrencia creativa y proporcionada genera lo apetecible. Algo similar ocurre con Cuenca”.

En efecto, la mejor manera de visitar Cuenca es renunciar al papel de visitante, de turista, y mimetizarse en la ciudad, unirse a su ritmo, un ritmo pausado pero constante, caminar por la aceras junto a los cuencanos, a media mañana o a media tarde, cualquier día de la semana.

Entonces, Cuenca es para quien quiera perderse, solo o en familia, en el día a día de sus calles y estar atento a las sorpresas que la propia ciudad vaya revelando: la belleza de las aves (el aviturismo es una actividad muy intensa en esta urbe), el sonido de los ríos (Cuenca tiene cuatro ríos muy bien mantenidos. Es destacable el río Tomebamba por el extenso parque natural que recorre sus orillas), o el sabor y aroma de las bebidas y platos típicos que se expenden en diversos locales p ara todo gusto y presupuesto: tamales a base de maíz, buñuelos, mote pillo, mote pata, carnes rojas, chicha, rosero, morocho.